lunes, 4 de junio de 2012

No hace falta que me digáis eso de que perdéis la cabeza, por eso de que sus caderas. Ya sé de sobra que tiene esa sonrisa, y esas maneras, y todo el remolino que forma en cada paso de gesto que da. Pero además, le he visto serio, ser él mismo, y en serio que eso, no se puede escribir en un poema. Por eso, eso que me cuentas de que "mírale cómo bebe las cervezas, cómo se revuelve sobre las baldosas, y que fácil parece a veces enamorarse..." Todo eso de que él puede llegar a ser ese puto motivo de seguir viva... Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor, es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos, y me dijo su nombre. Pero no sabes lo que es caer desde un precipicio, y que él aparezca de golpe y de frente para decirte...”Venga, hazte un peta, y me lo cuentas". No sabes lo que es despertarte y que él se retuerza y bostece, luego te abrace, y luego no sepas cómo deshacerte de todo el mundo. Así que supondrás que yo soy la primera que entiende que pierdas la cabeza por sus piernas, y el sentido por sus palabras, y los huevos por un mínimo roce de mejilla. Que las suspicacias, los disimulos cuando su culo pasa, las incomodidades de orgullo que puedan provocarte, es algo con lo que ya cuento. Quiero decir que a mí de versos, no me tienes que decir nada, que hace tiempo que escribo los míos. Que yo también le veo. Que cuando él cruza por debajo del cielo, sólo el tonto mira al cielo. Que sé cómo agacha la cabeza, levanta la mirada, y se muerde el labio superior. Que conozco su voz en formato susurro, en formato gemido y en formato secreto. Que me sé sus cicatrices, y el sitio donde le tienes que tocar, en el este de su pie izquierdo, para conseguir que se ría. Que yo también he memorizado su número de teléfono, pero también el número de sus escalones. Que no sólo conozco su última pesadilla, también las mil anteriores. Que no tengo cojones a decirle que no a nada porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna. Y mira que hay tontos enamorados en este mundo... Le he visto hacerle competencia a cualquier amanecer por la ventana. No me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo. Sólo los sueños pueden posarse sobre las seis letras de su nombre. Que te entiendo. Que yo escribo sobre lo mismo, sobre la misma. Que razones tenemos todos, pero yo, muchas más que vosotros.

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